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martes, 31 de julio de 2012

¿ES POSIBLE LIDERAR A DISTANCIA?

Vamos hacia un “formato” de negocio empresarial en el cuál el liderazgo empresarial no escapa a la nueva realidad 3.0, en la que lo espiritual, simbólico y virtual, pesa más que lo tangible y “real” de antaño. Hoy las nuevas generaciones I (100% Ineternautas) ya rompieron la barrera del cara a cara y la personalización palpable para vivenciar experiencias colectivas e individuales virtuales; en donde no hace falta mirar a los ojos a una persona para persuadirla o disuadirla hacia alguna dirección; hoy lo real y lo irreal son dos caras de una misma moneda.

El mundo laboral no escapa a esta realidad, y las relaciones y objetivos empresariales son consecuentes con este nuevo formato; cada vez son más las empresas que cuentan con personal a distancia, que trabajan a producción y no a horarios, y que priman la comodidad individual por el ambiente laboral colectivo. Entonces: ¿cómo motivamos a un empleado que trabaja fuera de su lugar de trabajo? Indudablemente el factor “salarial” basado en su producción es un estímulo importante, pero ya sabemos que la verdadera motivación pasa por otro lado: por expectativas de crecimiento, reconocimientos, capacitaciones, entre otras, todas difíciles de visualizar si se está aislado del entorno empresarial.

Cada uno de los elementos “motivacionales” o herramientas al servicio de generar automotivación en el personal, necesariamente deben ser transmitidas por alguien, y hoy ese “alguien” es una percepción que asume cada empleado y no – en la mayoría de los casos - una persona de carne y hueso. Estamos ante un liderazgo no presencial, una adaptación del mundo empresarial a los nuevos escenarios.

El futuro de estas nuevas relaciones y estilo de liderazgo es bastante desalentador en tanto desarrollo empresarial continuo, ya que se hace difícil generar líderes que participen y motiven al conjunto de recursos humanos para cumplir con los objetivos trazados y visión estratégica. Motivar al personal "informático" y encontrar líderes en esta área es complejo. Hay que asumir esta realidad socio-laboral actual, para así no desalentarnos en lo que a gestión de personal refiere, adaptándonos y tratando de apaciguar este hecho, y reconociendo que a pesar de las dificultades, el desarrollo de los sectores de TI.es vital  para la sobrevivencia empresarial. 

En respuesta a la pregunta disparadora de este artículo, es casi imposible motivar a distancia pero sí es posible, a distancia, generar auto-motivación (motivación intrínseca que es la más importante que debemos generar en nuestra gestión). Para eso, lo primero es posicionar nuestra empresa de tal manera que cada empleado se sienta perteneciente a un proyecto en común (imagen empresarial que también servirá para atraer y mantener al talento), con valores y necesidades por satisfacer “comunes” (las de la empresa y las del empleado), tratando de generar y premiar el compromiso con la causa empresarial, y siendo siempre lo más humanos y honestos posibles dentro de este mundo cada vez más virtual.

lunes, 16 de julio de 2012

SISTEMAS EMPRESARIALES. En búsqueda de la eficiencia.


Todo negocio parte de un exhaustivo análisis del entorno, sus oportunidades y amenazas, y de una planificación detallada que de “forma” y continuidad al sistema empresarial a partir de nuestras fortalezas y necesidades del negocio. 

La forma más breve de definir esta idea de “sistema empresarial” es la siguiente: Toda empresa requiere insumos (entrada del sistema) para trabajar (humanos, materiales, financieros, información, etc), esos insumos organizados se “procesan” (se ajustan) de una determinada manera que permitirá – o no – obtener los resultados esperados (salida del sistema y vuelta a empezar). Lo que convierte a toda organización en un sistema es la posibilidad de retroalimentación y la necesidad de dar un orden a los recursos y funciones que permitan alcanzar los objetivos fijados. También en este enfoque sistemático cada parte por más chica que sea afecta al sistema, y si no se controla, se corren riesgos (todo es más importante que la suma de las partes).
 
Cada empresa tiene objetivos determinados (resultados esperados) y luego en los hechos obtiene resultados reales. Todo sistema empresarial va a tratar de ser eficaz y eficiente.

Cuando se es eficaz pero no eficiente (por ejemplo alcanzar las ventas esperadas pero en un plazo de tiempo mayor al previsto), el sistema está bien, lo que hay que corregirlo en alguno de los puntos. Por esta razón es importante que exista un control concomitante (en todo momento) que permita detectar las variaciones en el momento preciso en que se manifiesten, ya que si se esperan a los resultados para controlar la comparativa, posiblemente no sepamos de donde agarrarnos (dónde estuvo el error) para ganar en eficiencia.

Cuando no se es ni eficaz ni eficiente lo que está mal es el sistema, por lo que en estos casos hay que cambiar radicalmente en tanto la forma de producción o bien en tanto los bienes o servicios a producir.

Ahora, ¿qué pasa si se es eficaz y eficiente?
En los casos en los que se cumple con lo previsto, la opción indicada es tratar de aumentar los niveles de eficiencia. ¿Cómo hacerlo? 
  • La primera opción es producir más con los mismos recursos.
  • La segunda opción es producir lo mismo con menos recursos.
  • La tercera opción es producir mucho más, aumentando los recursos.
Hay factores que inciden considerablemente en cuál de estos caminos tomar, cómo ser capacidad de consumo del mercado meta, situación económica actual, avances – o quedos – de la competencia, etc, etc. Sin embargo más allá de estos imponderables, se pueden definir estilos de liderazgo para cada caso.

Quiénes buscan mantenerse o producir más con lo mismo son netamente “cautelosos”, prefieren la seguridad a la incertidumbre, dan pasos hacia adelante sin sobresaltos, donde predomina un foco conservador. Los puestos de trabajo se mantienen, hay poca posibilidad de desarrollo o ascensos; el personal más joven se ve tentado a alejarse buscando nuevos desafíos; índices altos de rotación son un riesgo en estos casos.

Quiénes disminuyen los recursos para producir lo mismo podrían llamarse “acaparadores”, son personas que no miran más allá de un buen resultado, lo único que les importa es repetirlo “gastando” menos recursos, no son ambiciosos ni conservadores, arriesgan su posición en el mercado - y negocio -, suponiendo que con menos recursos pueden “hacer lo mismo” (acaparar o abarcar todo). El personal en estos casos empieza a trabajar presionado, se aumentan las tareas de quiénes quedan y el ambiente empeora; nadie se siente seguro de su trabajo. Para la contabilidad de la empresa, es la mejor medida a tomar. 

Quiénes buscan aumentar la eficiencia, a partir del desarrollo empresarial considerable que permita un crecimiento productivo mayúsculo podrían llamarse “ambiciosos”, no se quedan con lo que tienen, ambicionan más, buscan en sus acciones alcanzar un sueño. Bajo esta opción se necesitan colaboradores que compartan esta mirada. Todas las empresas grandes y exitosas tomaron esta decisión alguna vez, pero no todas las empresas que tomaron esta decisión terminaron siendo grandes y exitosas, muchas quebraron o fracasaron en su intento. En lo que refiere al personal, éste se siente motivado de pertencer a una empresa así. Hay una amplia oferta de trabajo, creación de puestos nuevos por lo que muchos tienen la oportunidad laboral. Sin embargo no todos logran “amoldarse” a la necesidad empresarial por lo que también son muchos los despidos. Para estos casos es importante no descuidar la imagen empresarial ni el posicionamiento de la marca empleador.

La búsqueda de la eficiencia empresarial es una necesidad, es el ABC de la teoría administrativa y del mercado empresarial.
Sea cuál sea el camino que se tome en el mejor escenario (cuando los objetivos deseados se cumplen) van a existir riesgos y oportunidades. Fundamental será rodearse bien, trabajar en función (o para la conformación) de un equipo de alto rendimiento capaz de alcanzar resultados acordes, y una vez aceitado el equipo de trabajo, trabajar en equipo. Es importante tener buenos canales de comunicación y políticas acordes, mucho cuidado en la gestión que se haga del capital humano y gran capacidad para crear, mantener y desarrollar un sistema empresarial eficiente.