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miércoles, 25 de enero de 2012

COMO ASUMIR EL LIDERAZGO EN NUESTRO PRESENTE


Existe un nuevo paradigma en el cuál los cambios sociales son más vertiginosos que las disciplinas de estudios sociales, y por tanto los formatos de investigación y análisis de estas disciplinas tienden a ser anacrónicos.
Probablemente se expliquen a partir de lo anterior los actuales problemas que se presentan a nivel de las ciencias de la administración (entre otras), dado que la teoría administrativa engloba a prácticamente todas las disciplinas. Carecer de conocimiento preciso sobre lo que sucede en un momento determinado es un elemento clave a trabajar.
Debemos entonces tener cuidado sobre qué herramientas de análisis usamos, y adaptarnos a que nuestras culturas actuales son híbridas y “esponjas”.
El mundo laboral por tanto, se ve inmerso (y es partícipe de lujo) en esta complejidad cultural, en donde el snobismo y los valores individuales priman por sobre los colectivos.
Para empezar a deshilachar opciones que faciliten la toma de decisiones en empresas que quieran regirse por Liderazgo (dentro del enfoque actual de responsabilidad social y compromiso dinámico), lo primero que hay que hacer es reconocer la nueva realidad.
Estamos asistiendo a un cambio sociológico en la vida cotidiana del individuo; el eje central que desde la Revolución Industrial venía siendo el trabajo ahora pasa a ser el esparcimiento.
Explicándome un poco mejor,  la revolución Industrial trajo aparejada una nueva clase social: la obrera, y una relación jerárquica entre jefes y subordinados; el trabajo individual “artesanal” (y creativo agrego yo) dejó lugar al trabajo en fábricas (casi siempre repetitivo), en donde se debía cumplir cierto horario a cambio de un salario X. Esta nueva cultura laboral generó a partir de este momento un cambio en la vida cotidiana del individuo, todo comenzó a girar en base a su trabajo (tenían un horario de trabajo, otro de descanso y otro de esparcimiento -que por lo general lo pasaba en familia-).
 Fue tan grande el desarrollo de la industria del entretenimiento, la tecnología y la alienación del hombre que cada una de las personas quiso trasladar estos “placeres” (comodidades exclusivas del tiempo libre) al ámbito laboral (sobre todo después de la imposición de la Internet - ADN de la presente Revolución Tecnológica - y de la actual fragmentación de la familia).
En un mundo en donde el individualismo y el consumismo reinan era evidente que iba a existir un pasaje de valores apoyados en los estímulos que recibimos del entorno y los medios en todo momento.
Es así que la vida cotidiana de las personas cambió, ya no gira más en torno al trabajo sino que gira en torno a la satisfacción individual. Se ha trasladado la necesidad de comodidad absoluta (supuesta libertad de elección..) al terreno laboral;  los empleados (por sobre todo la mano de obra calificada) pretenden tareas no repetitivas, manejos del tiempo, del lugar de trabajo, posibilidades de desarrollo personal – profesional, en compañía de un buen sistema de remuneraciones (claro está) y el reconocimiento por la realización del trabajo eficiente (alimento del ego humano que el aparato comunicacional se ha encargado de debilitar para que la gente consuma más.. ). Cada empleado busca ser dueño de su destino, y esos intereses individuales que persigue deben ir en relación a los intereses empresariales.
Desde el plano de los subordinados, todo empleado que quiera trabajar en una empresa X deberá mostrar como sus habilidades podrían ayudar a alcanzar los objetivos de la empresa para la que se postula, y desde el plano de los empleadores (y seleccionadores) debemos detectar cuáles son los intereses individuales para evidenciarle a cada empleado como nuestra empresa puede ayudar a alcanzar sus objetivos personales. 
Entendiendo que toda cultura empresarial eficiente debe conjuntar a la cultura que pretende imponer la dirección y a la cultura del personal (valores, costumbres, formas de relacionamiento, etc.) es que necesariamente debemos  asumir que el individuo está mutando del “ya” al “ahora y después” , en donde su vida cotidiana cambió, y su búsqueda de satisfacción individual hace por un lado que formas de liderazgo empresarial tradicional no funcionen y por otro lado que muy pocos busquen ser referentes de otros (porque hoy en día a casi nadie le importa liderar un grupo real de personas), más bien la tendencia es dejarse llevar.  Las empresas deben adaptarse a esto, asumir un liderazgo “emotivo” y sincero con cada empleado, hacer de cada empresa una "familia" de trabajadores que persiguen objetivos individuales (propios) y colectivos (empresariales), y en donde la innovación y la creatividad (desde todo punto de vista) sean valores centrales de gestión.
Se hace actualmente muy difícil apoyarnos en una disciplina de estudio para dar solución a los problemas de Dirección empresarial y la ausencia de liderazgo, lo único posible es integrar las diversas áreas de conocimientos en pro de una mejor gestión, tener una cultura que promueva buenos valores y trabaje día a día para dar valor a su empresa y a su gente.

miércoles, 11 de enero de 2012

AUSENCIA DE LIDERAZGO, MAL DE MUCHOS. COMO TRABAJAR SOBRE ESTA REALIDAD


Está comprobado que la falta de liderazgo es la causa principal para que exista un mal clima de trabajo. Esta ausencia de liderazgo no se limita al ámbito empresarial, actualmente estamos en un mundo sin líderes positivos, por el contrario los líderes “de moda” son aquellos que lejos de construir, destruyen, siendo referentes negativos para nuestra sociedad.
Mi especulación al respecto es que la Industria del consumo a través de las campañas de Marketing one to one aíslan a las personas, y sus necesidades “sociales” se resuelven a través de Internet. De hecho, el furor de las redes sociales es el resultado del exacerbado fomento del individualismo (porque la necesidad de pertenencia a un grupo es propia del individuo más allá de todo, y encuentra en este ámbito virtual su canalización).
En estos dos planos: real (tangible) y virtual es que existimos y nos movemos. El mundo cambió hacia eso y necesariamente nos aggiornamos y buscamos explotar las oportunidades que nos brinda este presente 3.0.
A nivel empresarial pasa lo mismo, cada vez más existe un “virtualismo” laboral que dificulta los procesos de gestión de talento humano. Además, el personal suele tener el “vicio” del trabajo individual y no grupal, por lo que guiarlo y hacer consecuentes las metas individuales y empresariales se torna cada vez más difícil.
A partir de lo anterior se desprende la necesidad de líderes positivos que sepan motivar al personal más allá del tipo de tarea que realice (y desde donde la realice); empero esto se hace difícil, ya que por más que la cabeza de la Organización tenga  la buena intención de dirigir a través de liderazgo, se necesita de líderes intermediarios entre la Dirección y los subordinados los cuales lleven al personal hacia las metas organizacionales (y sus propias metas, ya que el desarrollo personal y profesional sigue siendo prioritario – sobre todo para la generación Y – ).
Teniendo en cuenta que los líderes van surgiendo del relacionamiento y el intercambio social (surgen de grupos o equipos de trabajo), ¿cómo hacemos para contar con líderes positivos si la realidad marca nuevos estilos de equipos de trabajo no presenciales y marca ese “vicio” apadrinado por la industria capitalista del que hablaba anteriormente?
Para las direcciones estratégicas se hace imperioso encontrar soluciones en este punto y ante esta necesidad es que surgen empresas especializadas en intermediar al respecto. Así tenemos al “coaching” como abanderado y otras formas de tutorías motivacionales o empresas consultoras que pretenden dar solución a esta problemática.
Existe por tanto – a mi modo de ver – una ecuación con varias incógnitas a resolver en donde el resultado debería ser un liderazgo positivo. Tenemos por un lado que las empresas tienden a tener un ambiente de trabajo difícil de sobrellevar (y si es bueno suele ser de corta duración dada la falta de liderazgo); por otro lado tenemos que el employer branding (necesidad de reflejar que nuestra empresa es “un gran lugar donde trabajar”) no está generalizado; y, tenemos además que existe escasa mano de obra calificada en el mercado laboral (la cual no va a formar parte de nuestra plantilla si no trabajamos sobre las dos variables anteriores).
La ecuación anterior enmarca una realidad/problemática a resolver, la cual hay que analizar sistemáticamente (factores internos y externos de la empresa) para cada caso en particular, pero entendiendo que más allá de estas particularidades existe una generalidad y complejidad contenida a atacar. Cada empresa desde su Dirección deberá – creo yo –  dar solución a esta situación a partir del compromiso y la responsabilidad que adopte.
Cada uno es dueño de su destino, y el éxito empresarial depende de tomar decisiones rápidas y acertadas; y adaptarse al entorno de manera constante, con un equipo de trabajo eficiente y comprometido. Como el titular del presente artículo dice, la ausencia de liderazgo es un mal de muchos. Imitemos los bueno ejemplos (adaptemos las experiencias positivas), y seamos objetivos sobre nuestro negocio y nuestras oportunidades de crecimiento. Hagamos de nuestra empresa una fortaleza de puertas abiertas que quiera ser la mejor, trabaje día a día para serlo, y atraiga así a los mejores candidatos.